En oposición al creacionismo, la teoría evolucionista parte del principio de que el hombre es el resultado de un lento proceso de cambios (cambios). Esta es la idea central de la evolución:
los seres vivos (plantas y animales, incluyendo los humanos) se originaron de las criaturas más simples que se han modificado con el tiempo.
Las características propias de la especie humana se construyeron a lo largo de miles de años, con la evolución de los primates. Charles Darwin fue el primero en proponer la relación de parentesco de la especie humana con los grandes monos, los antropoides.
Actualmente, los científicos creen que estos antropoides y la especie humana tuvieron un ancestro común, alrededor de 8 a 5 millones de años atrás. La evidencia de este hecho es la gran similitud entre los humanos y los monos antropoides, como el chimpancé.
La evolución de la especie humana se inició hace al menos 6 millones de años. En ese período, una población de primates del noroeste de África se dividió en dos linajes que pasaron a evolucionar independientemente, los cuales veremos a continuación:
- El primer grupo se remontaba en el ambiente de la selva tropical y originó los chimpancés.
- El segundo grupo se ha adaptado a los entornos más abiertos, tales como las sabanas africanas, dando lugar a Homo sapiens. Por eso, el continente africano es llamado de cuna de la humanidad.
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