Al contrario de lo que se suele pensar popularmente, la teoría evolucionista no afirma que el ser humano descienda del mono, es decir, que seamos una especie de monos superdotados que hace millones de años se separaron de los monos actuales.
En realidad lo que esta teoría sostiene es que los simios y los humanos provenimos de un ancestro común prehistórico. Es decir, que en el árbol de la vida conocida ocupamos una misma rama, pero tuvimos evoluciones distintas, separadas. No es que provengamos de ellos sino que somos sus parientes lejanos.
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